El silencio frente a la barbarie puede explicarse por la inseguridad económica, así como en la falta de reflejos en parte de la izquierda para articular un discurso propio
La ausencia de una movilización social contundente en España contra la guerra en Ucrania ha llamado la atención de activistas y analistas, y plantea incógnitas que flotan en el ambiente. Entre otras cosas, porque es algo que no encaja en los patrones habituales. En España somos muy dados a salir a la calle de forma masiva para mostrar nuestro rechazo a lo que nos indigna. Las manifestaciones contra la guerra de Irak, el 15-M o los últimos 8 de marzo son una prueba de ello. Cosa distinta es que tales movilizaciones cristalicen luego en mayor asociacionismo o más implicación ciudadana, pero ese es otro debate.
Si bien en diferentes ciudades españolas se han celebrado concentraciones mostrando el rechazo a la guerra, han sido siempre de carácter reducido, en muchos casos convocadas por los propios ucranios que residen en nuestro país y por asociaciones de solidaridad; pero muy alejadas de las grandes movilizaciones que se han podido ver en Ámsterdam, Berlín, o Londres, entre otras. ¿Por qué aquí no ha sido así? Sigue leyendo en elpais.com