El debate sobre el posible acuerdo de investidura está pivotando de forma mayoritaria sobre si el PSOE puede asumir el coste del acuerdo y es capaz de explicarlo a los suyos. ¿Y el independentismo? ¿Puede asumir ese coste? La Diada de este lunes puede ser de las más trascendentales de los últimos años, si sabe interpretarse bien. Lo que en su momento fue el día clave de las reivindicaciones independentistas puede ser este 11 de septiembre de 2023 el inicio de un nuevo proceso que replantee la relación de Cataluña con el resto de España de forma satisfactoria para una mayoría o, por el contrario, que enquiste el conflicto y lo sitúe, quién sabe hasta cuándo, en un callejón sin salida. Para despejar la incógnita propongo dirigir la mirada a dos puntos: la presión de la calle y el discurso de los líderes políticos.
Las organizaciones sociales independentistas jugaron un papel clave durante todo el procés, especialmente en los tiempos más duros. Sin ellas, la logística que supuso el referéndum del 1 de octubre hubiera sido imposible, y el pulso que los partidos independentistas echaron al Estado en ese juego del gallina en que se convirtió el procés no lo hubieran podido aguantar con la misma fuerza.
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