Más del cuatro por ciento de las muertes que se producen en las ciudades durante los meses de verano se deben a las islas de calor urbanas, y un tercio de estas muertes podrían evitarse alcanzando una cobertura arbórea del 30%, según un estudio de modelización publicado en The Lancet y liderado por el Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal), centro impulsado por la Fundación «la Caixa». Los resultados del estudio, obtenidos con datos de 93 ciudades europeas, enfatizan los sustanciales beneficios de plantar más árboles en las ciudades para atenuar el impacto del cambio climático.
La exposición al calor se ha asociado con mortalidad prematura, enfermedades cardiorrespiratorias e ingresos hospitalarios. Esto es particularmente cierto con las olas de calor, pero también ocurre con temperaturas moderadamente altas en verano. Las ciudades son especialmente vulnerables a las altas temperaturas. La menor vegetación, la mayor densidad de población y las superficies impermeables de edificios y calles, incluido el asfalto, provocan una diferencia de temperatura entre la ciudad y las zonas circundantes, un fenómeno denominado isla de calor urbana. En vista del calentamiento global y el crecimiento urbano, se prevé que este efecto empeore en las próximas décadas.
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