«Rodeados de distopías que ponen en orden nuestros peores temores, hemos olvidado que la transición hacia un nuevo modelo es también una oportunidad para el placer».
Dicen que cada generación se enfrenta a retos cuyo resultado trasciende a ella misma. Los hay más épicos, como aquellos que tuvieron que afrontar quienes reconstruían Europa tras la Segunda Guerra Mundial, o quienes empujaron para que la democracia llegara a España; y más silenciosos, como los que, sin grandes efemérides, van asentando instituciones o consolidando culturas. Generalmente estos desafíos se entienden en términos de problema, pero ¿qué tal si empezamos a verlos como una oportunidad?
Una oportunidad para vivir mejor. Todos y todas. Las que estamos y los que vendrán. Parece obvio, ¿verdad? Pues esto, y no otra cosa, es la sostenibilidad a nivel económico, social y medioambiental, un paradigma cuyo n último no es otro que intentar que todos vivamos lo mejor posible, incorporando también a los que llegarán. Esta afirmación obliga a abrir un debate con urgencia. ¿Qué es eso de vivir bien? Pocas preguntas se me antojan más apasionantes. En esa discusión emergen, junto a los valores, pautas de comportamiento, ilusiones, miedos, anhelos y sombras. Con todos ellos se construye el lugar al que se quiere llegar. Sigue leyendo aquí