Si es cierto, como dicen algunos estudios, que un tercio de los electores aproximadamente decidirán su voto durante la campaña, y que muchos escaños andan pendientes de un hilo, el debate a dos de este lunes, entre Pedro Sánchez y Alberto Nuñez Feijóo, puede ser clave para acabar de decantar a no pocos ciudadanos. No pasa así siempre, pues se calcula que los debates suelen mover apenas un 5% del voto, pero todas las circunstancias excepcionales que rodean a esta campaña podrían incrementar este porcentaje: votamos en pleno verano, apenas dos meses después de unas municipales y autonómicas, y tras un resultado en dicha cita con las urnas que algunos interpretan como un cambio de ciclo.
Quizá sea este carácter de especial relevancia lo que explica que Alberto Nuñez Feijóo, que inició la campaña proyectando una imagen presidencial avalada por buena parte de los sondeos previos, no desee arriesgar lo más mínimo. Jamás quieren hacerlo quienes van en cabeza en las encuestas, pero esta vez el que aspira a ser presidente de España por la derecha se ha limitado al mínimo exigible, rechazando otras invitaciones y convocatorias, inclusive la de TVE, la corporación pública. Sólo habrá un cara a cara y será en una de las televisiones privadas de este país. Toda una declaración de intenciones.
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