El comienzo del siglo XXI nos sitúa ante unos desafíos que obligan las democracias a perfeccionarse. Los nuevos retos, tanto los globales como los propios de cada zona, como por ejemplo el sur de Europa, necesitan más democracia y que esta sea mejor. Lograr una visión global sin homogeneizar, gestionar la complejidad y articular una nueva gobernanza *multiactor son algunas de las medidas que habrá que abordar.
La idea de crisis es consustancial a la misma democracia, ha estado presente a lo largo de los tiempos. Cada generación tiene una de propia y considera que es la más relevante. Esto ofrece un marco de mejora continua, en el cual hay que pedirse constantemente que falla en las democracias y como se puede abordar. Veámoslo, por lo tanto, como una oportunidad.
En estas líneas intentaremos dibujar los perfiles de la crisis de la democracia que nos ha tocado vivir en el sur de Europa en las primeras décadas del siglo XXl. Se trata de entender nuestros problemas, con elementos propios y otros compartidos con crisis propias otros tiempos o latitudes en un marco global.
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