Conocimiento para la transición ecológica y la calidad democrática

No te sacrifiques por el futuro del planeta

El cambio climático no es un problema de futuro, sino de absoluto presente y los afectados somos nosotros. La solución no tiene que plantearse en términos de renuncia, sino como la oportunidad de reconstruir la idea de bienestar de forma coherente con el mantenimiento de la vida

La crisis climática y los efectos de la invasión de Ucrania han provocado una tormenta perfecta que difícilmente se podrá gestionar si no se alinean los actores públicos, privados y sociales en la misma dirección, desde un marco adecuado que impulse a la transformación. La manera como se entienda y se explique el desafío es crucial. De ahí que sea importante cuestionar algunos elementos que se han convertido en mitos. El desafío climático no acabará con el planeta, ni es un problema de futuro, ni mucho menos exige sacrificios. Vayamos por partes.

Primer mito: el principal problema no lo tiene el planeta, sino quienes lo habitamos. Como la ciencia se ha encargado de demostrar, la parte más vulnerable ante la crisis climática no es el planeta como ente físico, sino los sistemas biológicos que sustenta, y en particular nuestras sociedades. Aunque la concatenación de desastres ecológicos puede alcanzar puntos de no retorno, la Tierra tiene una enorme capacidad de resiliencia y puede recuperarse de muchas de las tropelías a las que la sometemos. Un buen ejemplo es el agujero de la capa de ozono, que generó preocupación años atrás, y que, gracias a la prohibición de los CFC (clorofluorocarburos) mediante un tratado internacional, ha conseguido reducirse y, con el concurso de algunos elementos atmosféricos, cerrarse casi por completo. Se comprobó también en la pandemia, cuando al bajar drásticamente el tráfico en las ciudades mejoró de forma clara la calidad del aire, y la naturaleza pujó por recuperar espacio en el ámbito urbano.

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Un comentario

  1. Estimada Cristina.
    Creo que como muy bien expones, todo lo que sustenta este modelo económico, social, educativo, cultural está basado y fundamentado en fantasías apuntaladoras del poder.
    No es, como muy bien dices, el planeta el que está en peligro (de nuevo el esquema exteriorizador, supremacista e instrumentalizador del sujeto), sino que es la VIDA.
    Hay que seguir disintiendo de lo marcado por las estructuras que acompañan ciertas ideas. Como dice Bruno Latour: «Es difícil imaginar que una empresa pague un sólo dólar por producir ignorancia sobre la detección del Bosón de Higgs». Aprendamos a disentir, aprendamos a sospechar.
    Gracias

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