Vivimos semanas raras en las que el debate público parece estar desconectado de la actualidad política. Aunque no lo parezca, esta semana se va a celebrar, con toda la solemnidad de las grandes ocasiones, una sesión de investidura del candidato Alberto Nuñez Feijóo, ganador de las elecciones pero, previsiblemente, perdedor del gobierno. Si bien desde el punto de vista formal el encargo del rey al líder popular cumplía con todos los requisitos y respondía a la lógica del sistema, desde la óptica política se sabe que es una investidura fallida, un fracaso, salvo sorpresas mayúsculas.
Incluso los populares están ya también en otra pantalla. ¿Cómo, si no, se entiende la convocatoria de ayer en Madrid contra la amnistía? Una movilización contra una hipotética ley de un hipotético candidato en vísperas del intento de investidura propia no puede tener otra lectura. Tal vez por eso, el mitin en la plaza Salvador Dalí y la avenida Felipe II …….
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