En homenaje a Almudena y con un abrazo infinito a Luis.
En la entrega de premios infoLibre, el maestro Gabilondo recordó, con esa tranquilidad con la que se indignan los sabios, que ciertas cosas deberían ser “pre-ideológicas”, previas a cualquier ideología política: una especie de pre-requisito para pensar lo común, sobre el que después se desplieguen visiones diferentes de cómo gestionar lo que nos une y nos separa. Lo llamaba “fuerte cimiento social”, y se refería a cosas tan básicas como una buena sanidad pública, y en general a toda una serie de dispositivos que nos hagan sentirnos seguros ante los vendavales de cada época. ¡Y en esta no nos faltan!
Poco antes había tenido lugar la concentración de policías que precedía a la manifestación del pasado sábado. La primera convocatoria la lanzó la plataforma No a la España insegura, todo un rótulo que da por hecho que España es un país inseguro plagado de peligros a cada esquina. Cualquiera que haya salido de este país o de alguno de nuestros vecinos europeos y haya visitado otras zonas del planeta no podrá evitar un gesto de sorpresa ante semejante diagnóstico. Que sepan que no es solo una sensación. Los datos comparados lo muestran insistentemente. Y más ahora, que según el índice de criminalidad del Ministerio de interior, el periodo enero–septiembre de 2021 presenta la tasa de criminalidad más baja de la serie histórica reciente (ver aquí).
Esto no quiere decir que en la sociedad actual no existan motivos para la inquietud. De hecho, hace ya más de tres décadas que Ulrich Beck ideó eso de la “sociedad del riesgo”, pero riesgos no es lo mismo que inseguridad. Si los riesgos se gestionan bien, no tienen por qué crear mayor inseguridad. ¿Cuáles son los riesgos del momento y cómo abordarlos? El principal, hoy ya apenas se duda, es el cambio climático y todos los desafíos que nos plantea: cómo hacer frente a los fenómenos meteorológicos extremos, a las sequías, a las inundaciones, al incremento de enfermedades derivadas de olas de calor o de la contaminación en las ciudades; cómo gestionar los movimientos migratorios, cada vez más intensos a consecuencia también de la crisis climática, o cómo evitar que las desigualdades sigan creciendo, porque el cambio climático nos empobrece a todos, pero más a los más pobres, como… Seguir leyendo en infolibre.es