La invasión de Ucrania ha abierto una nueva matriz estratégica y política para los años Veinte.
Para que las políticas climáticas se encuentren con la historia, la ecología de la guerra debe convertirse en una política social.
Al asombro de los primeros días le sigue, como siempre, el horror ordinario de los bombardeos y los refugiados de guerra. A la temporalidad histérica de los primeros asaltos le seguirá la más suave y menos espectacular de las negociaciones y los compromisos. Como muchos lo predicen, la paz será amarga para Ucrania, ya que las condiciones establecidas por el régimen ruso para un cese al fuego y un acuerdo son muy severas, y el involucramiento militar de Europa y Estados Unidos es poco probable.
En medio de las incertidumbres de la guerra, el inicio por parte de Vladimir Putin de un conflicto abierto en su flanco occidental ha revelado, sin embargo, una línea de falla ineludible. Sigue leyendo aquí.