Estos días se están acabando de cerrar las últimas listas electorales, y en el tembloroso escenario político se mide cada movimiento para intentar vislumbrar si beneficia o perjudica a unos u otros. La maquinaria demoscópica empieza a funcionar y da la sensación de que una suerte de alquimia matemática determinará el resultado. Si así fuera, se habría creado ya una versión de ChatGPT que, con las listas en la mano, predeciría con todo acierto el resultado electoral. Nada más lejos.
En la derecha, numerosas caras visibles de Ciudadanos se integran en las listas del Partido Popular en un inicio de reagrupamiento del espacio conservador. Gran parte de los votos de Ciudadanos, sin duda, volverán al PP –no todos–, pero la pregunta es: ¿maximizarán así los populares el potencial de su resultado? Depende.
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