Llegados a este punto con el ‘caso Pegasus’, al Gobierno solo le queda aplicar la máxima transparencia posible para aclarar un asunto que poco o nada le beneficia
Si una ciudadana de otro país llegara hoy a España e intentara hacerse una idea de la gestión del Gobierno observando lo que se debate en la esfera pública, pensaría que estaba ante algo muy parecido al caos: una parte importante de la oposición lleva reclamando la disolución de las Cortes desde el día siguiente a su constitución, dirigentes destacados de la coalición gubernamental piden dimisiones de ministros y altos cargos del mismo Ejecutivo del que forman parte, cada votación importante en el Congreso tiene emoción hasta el último minuto a ver quién da en cada caso el apoyo imprescindible para ganarla o perderla. La valoración del Gobierno va cayendo mientras la inflación galopa sobre el imaginario y se afianza en las encuestas una posible mayoría conservadora.
Para seguir leyendo en… elpais.com