La política es cada vez más una batalla por la percepción, que se libra en el campo de juego de lo que podríamos denominar el estado de ánimo. De ahí que surjan contradicciones entre los hechos y resultados objetivos de un gobierno, por un lado, y cómo se le percibe, por el otro. Que interroguen al respecto a Sánchez y sus ministros, que llevan meses preguntándose cómo tal cosa es posible.
Seguimos anclados en una profunda desafección y desconfianza en la política. El último Eurobarómetro, de hace poco más de un mes, vuelve a decir que apenas el 24% de los españoles confían en el Gobierno, un 19% en el Congreso de los Diputados y un 10% en los partidos políticos. Y si el CIS no hubiera dividido las respuestas sobre la desconfianza y desafección de la política en tres preguntas diferentes, veríamos cómo, mes tras mes, esta cuestión aparece en primer lugar. Sigue leyendo en infolibre.es