Asusta pensar qué hubiera sido de este país si la pandemia no hubiera supuesto un punto de inflexión en las políticas neoliberales que negaban la inversión pública como herramienta frente las crisis.
En los últimos días, han aparecido dos trabajos que desvelan el signo de los tiempos, la desigualdad. Asusta pensar qué hubiera sido de este país y del conjunto de Europa si la pandemia no hubiera supuesto un punto de inflexión en las políticas neoliberales que negaban la inversión pública —inversión, que no gasto— como herramienta frente las crisis. Así y todo, la desigualdad, que ya fue una de las principales resultantes de la Gran Recesión, ha vuelto a salir vencedora.
El informe Las desigualdades matanpublicado por Oxfam al calor de la cumbre de Davos constata que los diez hombres más ricos del mundo han duplicado su fortuna, que ha pasado de 700.000 millones a 1,5 billones de dólares en estos dos años de pandemia. Mientras, el 99% de la humanidad ha visto reducirse sus ingresos, y más de 160 millones de personas han caído en la pobreza. El estudio analiza las muertes causadas por la falta de acceso a servicios de salud, violencia de género, hambre y crisis climática, y concluye que la desigualdad contribuye a la muerte de 21.000 personas al día, o sea, una cada cuatro segundos.
Centrando la mirada en España, el informe Foessa de Cáritas alerta de que la desigualdad ha crecido más en un año que en toda la crisis de 2008, manteniéndonos en los primeros puestos de los países de nuestro entorno. El informe llama la atención sobre la situación de los jóvenes, una generación doblemente golpeada por la crisis financiera y la pandemia, y señala que 1,45 millones de jóvenes sufren… Seguir leyendo en elpais.com